Cristina Martinez brings family flavor to South Philly eateries

Cristina Martinez
A.D. Amorosi

Cristina Martinez lleva el sabor familiar a los restaurantes del sur de Filadelfia

En una mañana soleada a lo largo del corredor de la Ninth Street del Mercado Italiano, Cristina Martínez está atendiendo su negocio.

Por supuesto, eso significa su puesto de la esquina, South Philly Barbacoa, donde ella y su esposo, Ben Miller, sirven sus especialidades: jugosos tacos cocinados a fuego lento y consomé de cordero. No obstante, ahora, ser Martínez también significa celebrar su cocina popular con El Compadre en el sur de Filadelfia, y, a un lado de Barbacoa, recientemente ampliada a lo largo de la cuadra de Ninth, está Casa México, pintada de rosa y naranja, donde sus giros a platillos tradicionales como el pollo con mole rojo con tortillas de maíz y chamorro de puerco estofado, reinan supremos.

Reubicado en el Mercado Italiano después de que el hijo de Martínez, Isaias, un compañero restaurantero, falleciera en 2017, gran parte de lo que hace Martínez como chef, artista de barbacoa y empresaria proviene de la tradición de su familia y proporciona una puerta de entrada para que sus hijos la sigan.

“Aprendí observando a mis padres y compartiendo su trabajo”, dice Martínez sobre su juventud en Capulhuac. “Allí, mirar se convirtió en una vocación, crecer dentro de la familia como lo hice, la barbacoa se convirtió en algo serio y una profesión para mí desde muy temprana edad. Esto se debe a que la nuestra son varias generaciones de chefs, sus padres enseñaron a mis padres, mis padres me enseñaron a mí, eso se lo transmití a mis hijos, esa vocación. Todos mis hijos cocinan barbacoa y aprendieron a una edad temprana, para poder vivir de eso. Mi hija, sin embargo, es enfermera”.

Como parte del unido Mercado Italiano del sur de Filadelfia por cinco años con tres ubicaciones anexas, la familia de Martínez y Miller se ha integrado al mercado.

“El mercado histórico ha visto muchas olas de empresas familiares de inmigrantes”, expresó. “Hay muchos empresarios mexicanos en el mercado ahora, ya que hay inmigrantes centroamericanos nuevos en el área. Siento que soy parte de una ola que ha venido y ha dejado su huella, ha tenido su impacto aquí, al igual que los inmigrantes chinos, italianos y judíos del pasado y del presente. Es importante estar aquí ahora, como una familia”.

Si bien Martínez no siente que haya intentado “dominar” la cuadra del mercado de Ninth Street donde se ubica South Barbacoa y la recién agrandada Casa México, sí confiesa que disfruta de la amplitud, “la capacidad de acomodar a las muchas familias que vienen aquí a cenar con nosotros, especialmente aquellos que conducen desde muy lejos, desde Nueva York, Virginia y DC. Las familias numerosas que vienen a visitarnos ya no sienten que tienen que apresurarse o molestarse para conseguir una mesa. El espacio ampliado lo hace cómodo para todos nosotros”.

Lo que también es cómodo de tener más espacio para su colorida y aún floreciente Casa México, es que puede vender alcohol y concentrarse en las tortillas de maíz frescas de masa que usará.

“Esa es la base de gran parte de lo que estamos haciendo con Casa México”, explicó. “Estamos terminando con permisos de construcción adicionales y preparándonos para relanzar por completo en lo que será un período de tiempo muy corto. Estamos muy emocionados. Creo que todo esto es parte de mi evolución. Siempre he sido sincera en lo que pienso y en lo que digo.

“Mi plataforma, para beneficiar a la comunidad, la cocina y la cultura, se hizo un poco más fuerte”.

 


 

On a sunny morning along the Italian Market’s Ninth Street corridor, Cristina Martinez is holding shop.

Of course, that means her corner shop, South Philly Barbacoa, where she and her husband, Ben Miller, serve her specialties—slow-cooked and juicy lamb tacos and consommé. Now, however, being Martinez also means holding court over their People’s Kitchen at El Compadre in South Philly, and, next door to Barbacoa — newly extended along the block of Ninth — is their pink-and-orange painted Casa Mexico where their twists on traditions such as red mole chicken with corn tortillas and braised Chamorro de Puerco shank reign supreme.

Relocated to the Italian Market after Martinez’s son Isaias, a fellow restauranteur, passed away in 2017, much of what Martinez does as a chef, barbacoa artist and businesswoman stems from the tradition of her family, and provides a gateway to her children to follow.

“I learned from watching my parents and sharing in their work,” says Martinez of her youth in Capulhuac. “There, watching turned into a vocation, growing up within the family as I did, barbacoa became serious and a profession thing for me at a very early age. This stems from the fact that ours is several generations of chef – their parents taught my parents, my parents taught me, I passed that to my children, that vocation. My sons all cook barbacoa and learned at an early age, so to make their living from it. My daughter, however, is a nurse.”

A.D. Amorosi

Part of South Philly’s close-knit Italian Market for 5 years with three locations in one cluster, Martinez and Miller’s family has extended into that of the market.

“The historic market has seen many waves of immigrant family businesses,” she says. “There are many Mexican entrepreneurs in the market, now, as there are Central American immigrants new to the area. I feel as if I am part of a wave that has come and left its mark, made its impact here – as have Chinese, Italian and Jewish immigrants of the past and present. It’s important to be here now, as one family.”

While Martinez does not feel as if she has attempted to “dominate” the Ninth Street market block where South Barbacoa and the extended Casa Mexico live, she does confess to enjoying the roominess, “the ability to accommodate the many families who come here to dine with us, especially those who drive from far away – from New York, Virginia, and DC. Big families who come to visit us no longer feel as if they have to rush or hassle to get a table. The extended space makes it comfortable for all of us.”

What is also comfortable about having more room for her still-blossoming, high colorful Casa Mexico space is that she can sell alcohol and focus on fresh corn tortillas from masa that she’ll use.

“That is the basis of so much of what we’re doing with Casa Mexico,” she says. “We’re finishing up with additional construction permits and getting ready to completely relaunch in what will be a very short period of time. We’re very excited. I think that this is all part of my evolution. I have always been sincere in what I think and what I say.

“My platform – to benefit the community, the cuisine and the culture – just got a little bit louder.”